
La impactante marcha de 17.000 personas en Cuernavaca que clama por la paz y conmueve al mundo

La violencia y la inseguridad son temas que no dejan de resonar en México, y la búsqueda de la paz se ha convertido en una necesidad urgente. Este contexto fue el marco de la 11ª Caminata por la Paz, donde miles de ciudadanos se unieron para alzar la voz en un clamor colectivo que busca reconstruir el tejido social y recuperar la tranquilidad. Los eventos como este reflejan el deseo de un cambio y la esperanza de una sociedad más justa.
El pasado 24 de mayo, aproximadamente 17,000 personas se unieron en la capital de Morelos, Cuernavaca, para participar en la Caminata por la Paz, un evento que se ha consolidado como un símbolo de resistencia y anhelo por un futuro sin violencia. Esta caminata se llevó a cabo bajo la dirección de Mons. Ramón Castro Castro, Obispo de Cuernavaca y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
Desde las 9:00 a.m., los asistentes se reunieron en el Santuario de Tlaltenango, donde se dio inicio a un recorrido que culminó en la Catedral de Cuernavaca. La jornada se caracterizó por un ambiente festivo y familiar, donde la oración y la fraternidad se hicieron palpables entre los participantes.
- La participación de familias enteras, incluyendo niños y ancianos.
- Estampas de solidaridad, con pancartas que llevaban mensajes de esperanza y paz.
- La presencia de grupos de música y danzas locales que animaron el evento.
El Obispo Castro Castro compartió un mensaje en redes sociales donde destacó la importancia de esta manifestación: “De la mano de Dios hemos realizado nuestra XI Caminata por La Paz. Una oportunidad para que el Pueblo de Dios haya manifestado nuestro deseo profundo de paz”.
El dolor de las madres buscadoras
Durante la caminata, el Obispo tuvo un emotivo encuentro con madres buscadoras, un término que se refiere a las mujeres que han perdido a sus hijos o familiares en la violencia que azota al país. Este encuentro fue un momento de conexión profunda, donde Mons. Castro les entregó un ramo de flores blancas como símbolo de esperanza y solidaridad.
“Nuestro cariño y oración las fortalezcan y las animen”, les dijo, mientras anunciaba la instalación de un buzón de paz en la Catedral, destinado a recibir mensajes de apoyo e información sobre sus desaparecidos. Este buzón no solo servirá para compartir datos, sino también para ofrecer palabras de aliento y apoyo financiero a las madres que enfrentan esta dura realidad.
¿Por qué no reaccionamos ante la violencia?
Al culminar la caminata en la Catedral, Mons. Castro Castro reflexionó sobre la situación actual del país. Recordó las palabras de San Agustín sobre la paz, indicando que esta es un estado de tranquilidad que se pierde con la violencia y la corrupción. “No podemos estar tranquilos porque hay muchas cosas que no están en su lugar”, afirmó.
El prelado destacó varios problemas que aquejan a la sociedad, tales como:
- La violencia y la inseguridad.
- La corrupción y la impunidad.
- La trata de personas y el narcotráfico.
- Las extorsiones y la cultura de la muerte.
- Los centros de exterminio y las fosas de desaparecidos.
El Obispo también se mostró crítico hacia las autoridades, sugiriendo que aún existe una falta de condiciones adecuadas para combatir la violencia. “Nos duele profundamente toda esta sangre que se ha derramado”, expresó, haciendo eco del sufrimiento de muchos mexicanos.
Un llamado a la acción y la responsabilidad
En su discurso, Mons. Castro planteó varias preguntas retóricas que invitan a la reflexión sobre el rol de la sociedad y las instituciones en la lucha contra la violencia: “¿Por qué no reaccionamos y hacemos algo para revertir este diabólico flagelo?” cuestionó, instando a la comunidad a no permanecer en silencio ante la crisis que enfrenta el país.
Entre sus preguntas, mencionó:
- “¿Dónde perdimos el rumbo?”
- “¿Y la Iglesia, dónde está?”
- “¿Y dónde está la iniciativa privada?”
- “¿Y dónde están los intelectuales y académicos?”
- “¿Por qué parece que se salen con la suya los malos si son pocos?”
Estas interrogantes reflejan una profunda inquietud sobre la apatía y la falta de acción colectiva para abordar los problemas que afectan a la sociedad mexicana.
La esperanza en medio de la adversidad
A pesar del panorama desolador, Mons. Castro Castro hizo un llamado a mantener viva la esperanza. Aseguró que la marcha no era un acto de oposición a las autoridades, sino una invitación a confiar en que se pueden lograr cambios reales si se toman acciones concretas. “Enfóquense en resultados a mediano y largo plazo o México se perderá”, advirtió.
El prelado recordó que “Jesús nos ha dicho que ‘bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán considerados hijos de Dios’”, lo que subraya la importancia de la fe y el compromiso en la búsqueda de soluciones duraderas.
En un momento especialmente significativo, el Obispo pidió la intercesión de la Virgen María, en el día que se celebra la fiesta de María Auxiliadora de los Cristianos, para que su guía ayude a convertir el sueño de la paz en una realidad palpable.
La Caminata por la Paz en Cuernavaca es más que un evento; es un símbolo de la lucha constante de un pueblo que anhela la paz y la justicia, un recordatorio de que la esperanza puede prevalecer incluso en tiempos oscuros.
La historia de los que buscan la paz sigue escribiéndose en México, y cada marcha, cada oración, cada acto de solidaridad es un paso más hacia un futuro donde la violencia no tenga cabida.
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